EDUCACIÓN O IDEOLOGIZACIÓN en las escuelas de montaña de Tucumán.

Cuando el 13 de setiembre de 2007, 143 países firmaron la declaración de los Derechos de los Pueblos indígenas del mundo en la Organización de Naciones Unidad, no imaginaron el uso indebido que harían en Argentina sectores radicalizados con grandes intereses económicos.

El Artículo 14 destinado al derecho a la educación, pedía que los Estados adoptaran medidas eficaces, junto con los pueblos indígenas, para que las personas indígenas, en particular los niños, incluidos los que viven fuera de sus comunidades, tengan acceso, cuando sea posible, a la educación en su propia cultura y en su propio idioma.

Sectores radicalizados de nuestra patria como es el caso del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas durante el gobierno Kirchnerista aprovechó, entre muchos otros temas, para infiltrarse en las escuelas de nuestra patria. Donde realmente existen comunidades indígenas, este artículo ayudo a mantener viva la cultura y tradición de familias que se sentían discriminadas y alejadas de sus valores culturales. En donde no existían comunidades indígenas y el gobierno las hizo surgir, era necesaria la formación de sus integrantes, especialmente los niños, en contenidos y costumbres que a ellos les interesaban.

Lentamente y con el apoyo del gobierno nacional y provincial comenzaron a infiltrarse en escuelas de nuestra patria. Primero comenzaron realizando ceremonias que nunca habían tenido, luego siguieron con la información de contenidos indígenas que nunca habían escuchado de sus propios familiares, ahora ya han logrado entrar la bandera wipala como signo de su territorio.

Quienes se hacen llamar indígenas y no lo son, han plantado como victoria de una batalla la bandera wipala. Ellos hacen lo que constantemente recriminan de la colonia española y toda otra cultura europea. El doble discurso ha sido una herramienta constante para generar opinión de masas favorables a ellos. Tal es el caso de Tucumán, donde el gobierno provincial aprobó el uso de la bandera wipala para actos públicos.

Lo que dice ser educación de valores y tradiciones ancestrales, en verdad es una ideologización. Con falsos relatos están sembrando el odio hacia sus propios familiares que no apoyan el hacerse indígenas. Los niños están creciendo con nuevas ideas y con un espíritu bélico que sus padres le están transmitiendo. Es lo que desde el año 2007 han comenzado a realizar por sugerencia de abogados y políticos en el encuentro de Escobar, Buenos Aires, con la presencia de Alicia Kirchner.

¿Quién se hará cargo de los actos violentos que están sucediendo en nuestra patria y especialmente en el norte argentino? ¿Quién se hará responsable de que muchos niños inocentes han comenzado a ser formados en el odio radical hacia toda persona que piensa distinto?

La promesa de tener tierras y dinero, realizada a pobres campesinos de nuestra montaña, está dando su fruto lentamente. Se están formando grupos radicalizados y violentos en donde antes se vivía pacíficamente. Los otros días, se le escapaba a un docente de la Universidad de Tucumán, la siguiente afirmación: “tengo la sensación de que estamos volviendo a la década del 70”.

¿Educación o ideologización? Para aquellos que están inmersos en los constantes conflictos generados por las falsas comunidades indígenas, no tienen dudas. Se está ideologizando a niños inocentes para usarlos en el logro de objetivos que ni siquiera ellos conocen, ni conocen sus propios familiares. Zonas que en la década del 70 eran pacíficas y prósperas, se han convertido en zonas violentas y radicales en el modo de vivir.

Era triste ver hace pocos días en la escuela 222 de la localidad del Nogalito, Lules, Tucumán, al supuesto cacique Manuel Pérez hacer el rito a la Pachamama junte al delegado comunal, representantes del ministerio de educación de la provincia y otras autoridades.

Los niños de la zona están siendo ideologizado con pensamientos y nuevas costumbres que sus antepasados nunca tuvieron; incluso no tuvieron los antepasados del señor Pérez, autodenominado cacique, quien desciende de Mateo Cruz, propietario de la estancia del Nogalito y con domicilio en la calle Mendoza al lado del Buen Pastor.

Nunca es tarde para salvar a nuestros niños del nuevo abuso intelectual, que están gestando en nuestra patria grupos radicalizados.