Quienes ya tienen sus «años de vida» en Tucumán, nunca escucharon hablar de la existencia de comunidades indígenas que vivieran con su propia cultura, idioma e incluso su propia religión. En la escuela se estudiaban las etnias que habían existido en la provincia de Tucumán, pero nunca se mencionó de que alguna de ellas existiera; algo común de escuchar en otras provincias de Argentina. Hoy de repente nos encontramos con la existencia de numerosas comunidades que como el ave “Fenix” surgieron desde las cenizas.
El surgimiento de estas comunidades ha sido planificado minuciosamente, de tal modo que la historia ha sido ocultada y anulada para dar lugar al relato que armaron muchos profesionales de nuestra Universidad Nacional de Tucumán.
En el mito de la caverna de Platón, el famoso filósofo griego planteaba que la verdad es independiente de nuestras opiniones. Estará siempre ahí, aunque nadie crea en ella. Es una visión muy idealista sobre lo que existe. Sin embargo, esta idea tan poderosa también tiene un lado oscuro: la mentira también puede subsistir y acaparar toda la atención porque, si bien no describe fielmente la realidad, no le hace falta; simplemente «funciona» en nuestras cabezas. Nos permite construir un relato sobre nuestras vidas, Por eso sobrevive.
El Diccionario Oxford señaló que “la palabra del año 2016” había sido post-truth, que en castellano es algo así como posverdad[1]. Este concepto señala que entre la verdad y la mentira hay un territorio de aguas turbias que escapa a esas dos definiciones.
¿QUÉ ES LA POSVERDAD?
La posverdad se ha definido como un contexto cultural e histórico en el que la contrastación empírica y la búsqueda de la objetividad son menos relevantes que la creencia en sí misma y las emociones que genera a la hora de crear corrientes de opinión pública.
Básicamente, la palabra sirve para señalar una tendencia en la creación de argumentarios y discursos que se caracteriza por partir de la asunción de que la objetividad importa mucho menos que el modo en el que lo que se afirma encaja con el sistema de creencias que sentimos nuestro y que nos hace sentir bien.
La posverdad supone un emborronamiento de la frontera entre la verdad y la mentira, y crea una tercera categoría distinta a las dos anteriores. Una en la que un hecho, ficticio o no, es aceptado de antemano por el simple hecho de encajar con nuestros esquemas mentales.
LOS HECHOS ALTERNATIVOS
A la popularización de posverdad se le ha unido la del concepto alternativa facts, que en castellano se traducen como «hechos alternativos«. Mentiras diríamos, pero con un matiz: los hechos alternativos, a diferencia de las mentiras en general, tienen detrás un potente aparato mediático y propagandístico que los respalda y que hará todo lo posible por hacer que esas falsedades parezcan explicar la realidad o, al menos, que no parezcan mentiras. Hoy en día es común escuchar Fake news para expresar lo antes mencionado.[2]
A fin de cuentas, para que algo sea un hecho alternativo necesita algo que le dé impulso y que le permita generar un discurso paralelo a la realidad sin pegarse un golpe. De otro modo, no sería la alternativa de nada.
Los hechos alternativos, son, antes de ser bautizados como tales por la jefa de la campaña electoral de Trump cuando se le recriminó haber utilizado información falsa, la materia prima de la posverdad. O, visto de otro modo, los elementos cuya existencia han obligado a alguien a crear el concepto de posverdad y utilizarlo en politología y sociología.
DISONANCIAS COGNITIVAS
En realidad, aquello a lo que más o menos hace referencia el término posverdad se viene conociendo desde hace algunos años en psicología; los sacrificios intelectuales que aceptamos con tal de mantener en pie un sistema de creencias que ha arraigado en nuestra identidad. Un fenómeno que señaló, por ejemplo, el psicólogo social Leon Festinguer.
La disonancia cognitiva de la que hablaba Festinguer es ese estado de tensión y conflicto interno que notamos cuando la realidad choca con nuestras creencias. Cuando se produce, intentamos resolver la situación reajustando el encaje entre ese sistema de creencias y la información que nos llega del exterior; muchas veces, elegimos manipular la realidad para mantener lo primero tal y como está.
LA POSVERDAD COMO OPORTUNIDAD
Pero no todos los aspectos de la post-truth se formulan en negativo, como algo que destruye la manera de ver las cosas que nos caracterizaba antes. También hay un aspecto positivo de la posverdad; no porque sea moralmente bueno, sino porque lleva a construir algo nuevo, en vez de deshacer lo que ya hay.
¿Y qué es lo que aporta la posverdad? La posibilidad de crear un contexto en el que la verdad y la contrastación y presentación de pruebas se valore tan poco que puedan subsistir todo tipo de mentiras e ideas sin pies ni cabeza.
Esta tendencia a renunciar a la honestidad intelectual por el propio bien tiene en los «hechos alternativos» un nombre que le permite legitimarse.
En el mundo de la posverdad literalmente cualquier idea puede dar paso a un discurso válido sobre lo que ocurre en la realidad, siempre y cuando los altavoces por los que se transmite sean lo suficientemente potentes. Saber si es verdadera o no, está de más.
TUCUMÁN
En Tucumán, comenzando desde Amaicha del Valle, se fueron inventando relatos de supuestos orígenes que por el solo hecho de presentarlos adquirían el valor de ser verdaderos, aunque los datos históricos y la realidad dijeran lo contrario.
Lo triste de las mentiras que se crearon para justificar la existencia de estas comunidades y así adquirir extensos territorios injustamente, es que la población en general adhirió su apoyo por la sola simpatía de la causa, ya que “los parlantes de difusión” son muy fuertes y los recursos económicos con los que cuentan son elevados.
Es lamentable ver como personas de “alto coeficiente intelectual”, han caído en la trampa de los relatos y ellos mismos terminan alzándolos como estandartes de guerra en cualquier discusión. Es lamentable ver como estos falsos relatos al brotar de labios de profesionales de nuestras facultades, se han convertido en evidencia histórica para quienes lo escuchan; pero más lamentable es que estas ideas se han convertido en ideologías y cualquier persona que las rebate, inmediatamente es atacado como un agresor a los derechos humanos, como una persona que discrimina o un “terrateniente” que se aprovecha de pobres e indefensos “indígenas”.
Mientras la verdad histórica sea ocultada y negada, seguiremos creando una sociedad cada vez será más esclava de los proyectos ideológicos de unos pocos que buscan lucrar económicamente con estas mentiras.
[1] https://psicologiaymente.com/social/posverdad
[2] Las fake news (pronunciado [fejk ɲus]; traducido como noticias falsas) son un tipo de bulo que consiste en un contenido pseudo periodístico difundido a través de portales de noticias, prensa escrita, radio, televisión y redes sociales y cuyo objetivo es la desinformación.
Se diseñan y emiten con la intención deliberada de engañar, inducir a error, manipular decisiones personales, desprestigiar o enaltecer a una institución, entidad o persona u obtener ganancias económicas o rédito político. Al presentar hechos falsos como si fueran reales, son consideradas una amenaza a la credibilidad de los medios serios y los periodistas profesionales, a la vez que un desafío para el público receptor. cfr. Fake news – Wikipedia, la enciclopedia libre